sábado, 27 de marzo de 2010

Maquillaje

Observando la surrealista evolución del caso Gürtel durante estos meses, unida al descubrimiento de la última customización en la vocación de servicio público de Jaume Matas, me planteo por un instante ir al cine a ver "El escritor", consciente de que sin salir de casa cuento con el espectáculo dosificado por fascículos a través de la pequeña pantalla.
Recordando el arresto domiciliario en Suiza del director franco-polaco, acudo al fin constatando una vez más la perturbadora facilidad con la que la política cae rendida ante los pies del thriller de entre todos los géneros cinematográficos a la hora de relatar los entresijos de la llamada res publica.
Tal vez por ello Polanski traslada a su nueva creación esa sordidez -ya experimentada antes en otros títulos como Todos los hombres del presidente de Alan J. Pakula- al encargar la reescritura de las memorias de un ex primer ministro en entredicho que, vista la anestesiada perplejidad del ciudadano-votante en la vida real, parece corroborar la creencia de que en una guerra, la primera víctima es siempre la verdad cuyo cadáver conviene maquillar antes de mostrarlo por segunda vez ante la opinión pública.




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